SISTEMATIZACIÒN GENERAL

 SUBSISTEMA DE GESTIÒN DE BANCOS DE TIERRAS

 

                      Con este “subsistema”, “departamento” o “àrea”, para la/s gestiòn/es  de “Bancos de Tierras”, hacemos referencia a una “Suborganizaciòn”, u “Organizaciòn Interna Interactiva del Programa”, que sirve como un “dispositivo en red”, para la obtenciòn de los recursos materiales, referidos a los asentamientos, mìnimos de 20 hectàreas para 1000 habitantes, donde instalaremos los asentamientos rurales autosuficientes (aras).

                       Se trata de desarrollar la “base principal” de sustento de PRIMMAR, sin ella no podemos continuar desarrollando el Programa, de manera que si bien, un grupo de “impulsores” futuros pioneros de un ara, o impulsores de un proyecto de ara o proyectos de aras, aunque no tengan la intenciòn de morar en ellos, pero si ser “benefactores asociados”, patrocinantes (a travès de algùn tipo de organizaciòn civil, estatal, sin fines de lucro, partidaria, religiosa, social, sindical, de extensiòn empresarial, simple organizaciòn informal, o de algùn otro tipo, o sin organizaciòn ), los “apadrinantes” de estos proyectos, pueden en principio “diseñar” el esquema del proyecto, o profundizar en un diseño màs concreto, proyectar “anunciar”, publicitar el mismo, para conseguir adherentes, incluso  en una regiòn determinada, en algùn paìs, pero todo esto, “sobre papel”, al final de cuentas, si no se cuenta con el/los predios, campos, para desarrollar los asentamientos, segùn los protocolos (modificables en el tiempo, mediante consenso y/o votaciones), no podemos disponer de la “base” del proyecto, es decir, “teniendo la tierra”, podremos lograr al menos la primera etapa de “ocupaciòn territorial” para los futuros pioneros, que respetan los marcos de esta Propuesta. Incluso, el mejor de los diseños, puede sufrir varias o muchas modificaciones, si luego el predio que se logra materializar, dista mucho de las orientaciones previamente imaginadas, porque: variaciones climàticas, "orogràficas", culturales y econòmicas de las zonas colindantes, las inversiones realizadas y formas de financiaciòn, que puedan restringir los presupuestos, y otros factores, que recièn podremos tener realmente en cuenta, luego de “obtener los terrenos”, tratando de que estos, no estèn muy aislados, en zonas conflictivas militarmente, no tener problemas de legalidad de tìtulos, “no ser contaminables”, fuera de zonas sìsmicas y desastres naturales o artificiales, sin sequìas o temperaturas extremas, y/u otros problemas, y por supuesto logrando que resulten pràcticamente “gratuitos” o de muy bajos costos.

                     Obvio, que tantas precondiciones dificultan la bùsqueda, la gestiòn de dar con los “terrenos soñados”, pero si no es posible conseguir los terrenos ideales, que cumplan con todos estos requisitos, al menos algunos deben ser posibles, o estar compensados de alguna forma sus obstàculos con “elementos mejoradores”, como ser una zona desèrtica, debe ser gratuita o lograda a valores “irrisorios”, y poder suplir sus carencias con algunos recursos, muy accesibles, que permitan “terraformar” los predios, compensando incluso la menor “eficiencia agroecològica”, con la instalaciòn a bajos costos de “emprendimientos econòmicos sustentables”, asegurando vivienda y trabajos bien remunerados a sus habitantes, sin depredaciòn medioambiental, sin explotaciòn laboral, fomentando nuevas formas de “comercios o intercambios justos”.

                     Siempre debemos considerar el protocolo bàsico: cada asentamiento no debe ser inferior a 200 mil metros cuadrados, y como mìnimo llegar en el corto/mediano plazo a los 1000 habitantes (50 habitantes por hectàrea), y su costo final, incluidos los gastos de escrituraciòn, comisiones, impuestos y otros gastos, (inclusive el costo de la gestiòn de tierras, relevamientos, mensuras, planos, fletes, viàticos y mudanzas), debe ser menor o igual a u$30000/crèditos por hectàrea, o sea un costo màximo total, por ara de 20 hectàreas, inferior a 600000 dòlares/crèditos del Sistema.

                       Las gestiones de tierras, al igual que los demàs tipos de gestiones que veremos màs adelante, trataremos de que en principio puedan estar a cargo  parcial o totalmente administradas por los futuros moradores, y con asesoramiento o base de “ know-how ”, de parte de personal de SODA, y la ya descrita en el Portal Web de PRIMMAR, incluso pueden haber  “bancos de tierras registrados” en las bases de datos y/o pàginas del Portal, que permitan facilitar la bùsqueda, solo para pioneros registrados, respetando algùn tipo de “contrato protocolar”, que garantice el facilitar estos predios, a quienes realmente cumplan con los objetivos del Programa. Los gobiernos/estados, pueden ser proveedores, gestores de bancos de tierras fiscales, y tambièn particulares, y corporaciones u organizaciones sin fines de lucro, pueden ceder terrenos, si es posible gratuitos, compensables a bajo costo, en crèditos del Sistema, y en màs o menos 30 años. Pueden haber personas terratenientes, o particulares, dispuestos a comprar  campos, (o ceder los propios, total o parcialmente), para ofrecerlos al Programa, sobre todo, cuando “sintonizan” con los  proyectos en curso de creaciòn.

                       Posiblemente, un o unos gestores de tierras internos (futuros pioneros), o externos (agentes estatales, privados, filàntropos, ongs, y otros), puedan “conseguir” predios grandes de por ejemplo 400 ha, donde quepan 20 aras, o un ara, equivalente a 20 aras bàsicos, o sea unas 20 mil personas, de manera de abaratar costos de todo tipo, lograr mayores interacciones de intercambios y “acciones vitales compartidas”,  y reducir los tiempos de desarrollo, pero en lo posible no superar estas cifras de habitantes, para no “desestabilizar” las zonas circundantes, o sea no alterar demasiado el suelo, los recursos, no perturbar la vida vegetal y animal, y a los vecinos humanos. Habrà que estudiar, donde es posible, y a la vez sustentable, emplazar asentamientos màs grandes, esto tambièn serìa como generar pequeñas/medianas ciudades auto o semi autosuficientes, en interacciòn con otros emprendimientos ya existentes, donde los nuevos moradores de los aras, participen de los mismos, si por supuesto, son sostenibles ecològica, econòmica y moralmente.

                        Podemos asumir un costo, solo en “comisiones por gestiòn”, emitidos en crèditos del Sistema, de hasta 40 dòlares/crèditos por persona y 200 metros cuadrados totales de terreno, es decir,  para un ara de 20 ha, el costo màximo de su gestiòn, no  debe superar los 40 mil dòlares/crèditos, repartidos entre el o los gestores de tierras, esperando que solo sean gestores de tierras, parte de los futuros pioneros, y dichas cuentas, seràn acreditables, si el ara asì lo decide colectivamente, al final de la ocupaciòn, o mientras se vaya completando, y por supuesto que no valen reemplazos de personas ocupantes, para subir estos valores. La acreditaciòn màxima en las cuentas de los gestores de tierras, no podrà superar, entre todos esa cifra de 40000 dòlares/crèditos.

                         Por ùltimo, hacemos menciòn a las posibilidades de que gran parte de los aportantes de tierras, podràn ser tambièn grupos pertenecientes a etnias aborìgenes.

                         Se calcula que los “pueblos originarios” y grupos ètnicos dispersos, suman actualmente alrededor de 370 millones de personas, tal vez poseedores de màs de 200 millones de hectàreas de tierras, que convenientemente organizadas, podrìan aportar un 10% del total (20 millones de hectàreas), que es el 100% del àrea total para poblar, mediante los diseños y protocolos actuales de PRIMMAR, con 1000 millones de personas, como objetivo principal que bàsicamente, deseamos alcanzar. Si el Programa se desarrolla muy eficientemente, podrà mejorar la vida de millones de personas, pertenecientes a muchos grupos tribales  a lo largo del mundo, protegiendo amplias zonas naturales de la depredaciòn que encaran las corporaciones mundiales. Los pueblos aportantes de tierras, seràn compensados con servicios y productos, y capacitaciones para mejorar la vida, pero democràticamente, intercambiando e integrando “saberes ancestrales” con conocimientos màs modernos y eficientes. De esta manera, se contribuye a proteger el Medio Ambiente y desplazar grandes poblaciones pauperizadas de zonas urbanas hiperdegradadas y hacinadas, a nuevos asentamientos autosuficientes, creativos, “màs humanos”, ecològicos, y eficientes, revirtiendo un poco la tendencia a la "gran concentraciòn urbana".

 

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